martes, 26 de septiembre de 2017

LOS DIOSES Y DIOSAS DEL OLIMPO Y NUESTROS VÍNCULOS.
Lic. Bárbara Arlia*
“Cuanto más ciego es el amor, tanto más impulsivo es y tanto más amenaza con consecuencias destructivas; pues el amor es una dynamis, que necesita forma y orientación. Por eso lo acompaña un Logos, como una luz que ilumina en las tinieblas” 
C.G.Jung.

La fuerza del amor necesita forma y orientación. Muchas veces se dispara como reacción emocional y es virtud del humano poder administrarla.
Mucho se ha hablado, desde diversos enfoques, sobre el amor: El amor materno asociado a la función  de cuidado y nutrición. El amor fraterno ligado a la solidaridad entre pares. El amor romántico-erótico activado en la relación de pareja.
El ideal occidental del amor romántico nació en nuestra cultura aproximadamente en el siglo XII. Al comienzo se lo llamaba amor cortés y el mismo idealizaba una relación espiritual entre varones y mujeres. Se caracterizaba porque el caballero nunca se relacionaba carnalmente con la dama, los amantes no se casaban entre sí y al mismo tiempo estaban comprometidos a mantener encendida la pasión, intentando constantemente espiritualizarla. Este modo de amar los elevaba en sus aspiraciones, los instaba a lo sublime y a la propia plenitud.
Vemos aquí cuán importante es, en función del amor de pareja, aclarar la diferencia entre el amor humano, como base de una relación  y el amor romántico, como ideal interno de trascendencia.
En general, tanto el  varón como la mujer actual buscan su sentido de la vida en la pareja. Otros lo buscan dentro de sí,  quedando ensimismados y  de este modo negados al vínculo.
Frente a estas alternativas de la proyección de uno mismo en el otro o del encierro sobre sí prescindiendo del otro: ¿Cómo lograr un vínculo de pareja  posible conservando el vínculo con uno mismo?
La respuesta es desde lo simple, que no es lo mismo que lo fácil: A partir de  nuestra individuación.
El proceso de individuación nos permitirá nutrirnos conscientemente de las ansias de lo divino, que el amor romántico representa y continuar por ese camino, desarrollando una relación que respete la singularidad de cada uno y la identidad del vínculo.

  •          ¿Qué es el proceso de individuación?

Para C. G. Jung el proceso de individuación es el desarrollo integral de la personalidad, que se va logrando a través de la  diferenciación-integración de los pares de opuestos  que constituyen la psique total: consciente –inconsciente (lo que nos damos cuenta y aquello que inferimos).
Es decir que individuarse es tender a la unión, a una indivisión, a ser quien uno es en completud.
Este proceso transcurre en cada quien impulsado por una  dinámica natural de la vida, de modo espontáneo si no se lo obstaculiza y al mismo tiempo, una tarea que se puede llevar a cabo en forma plenamente humana, para lo cual será necesario una tarea consciente y una disponibilidad para tal fin.
Según Jung nacemos con inconsciente colectivo, traemos la memoria de lo  humano en forma potencial e indiferenciada (arquetipos),  el proceso de individuación  promueve la actualización, a nivel de la consciencia, para que ésta asimile dicha información, integrándola según su modo único de ser, apropiándose de lo que de alguna manera le es propio ya.
El lenguaje simbólico es el recurso por excelencia para este diálogo consciente-inconsciente.
Adentrarnos en el mundo de los símbolos nos permite recordar nuestro saber más profundo sobre nosotros mismos y sobre el  sentido de nuestra vida.
Entiendo dicha tarea como derecho y obligación de cada ser humano consigo mismo y su entorno.

  •         ¿Para qué las diosas y dioses del Olimpo?

Los dioses y las diosas griegas representan aquello que la memoria de la humanidad alberga sobre la cualidad y la variedad de lo femenino-masculino vincular.
A nivel psicológico podríamos decir que son arquetipos (huellas primigenias) alojados en nuestro inconsciente colectivo (memoria de la humanidad). Para nutrirnos de ese material es necesario un proceso actualizador a nivel consciente (representación)  para apropiarnos de esos contenidos según nuestra singularidad.
Jung utilizó la técnica de la Imaginación Activa como vía regia para esta asimilación única e irrepetible en cada ser humano. Se trata de un tipo de introspección o meditación que pone en acción la función simbólica, la cual mediante el símbolo establece el diálogo consciente-inconsciente.
Jung empleó de manera rigurosa y metodológica esta técnica, consigo mismo como con sus discípulos y pacientes, para promover la expresión, profundización y elaboración de los contenidos inconscientes.

  •    Dioses y diosas griegas en Pictodrama

Se trabaja a partir de  la serie “Diosas y dioses griegos” compuesta por quince cuadros, fruto de mi trabajo sobre los dioses del Olimpo, con la técnica de imaginación activa.
 La obra plástica cumple la función de intermediación, a partir de la resonancia sensible con la misma se promueve  el registro de emociones,  recuerdos, fantasías y a través de la dramatización se recrean e integran creativamente.
 El Pictodrama es mi modo de hacer psicodrama. Tiene su fundamento en el Psicodrama con orientación Moreniano-Junguiano. Se desarrollan todas las etapas y utilizan todos los elementos metodológicos del psicodrama.

*Lic. en Psicología. Docente. Psicodramatista. Astróloga. Artista Plástica (Imaginación Activa). Dedicada hace años a la salud vincular desde la Psicología Analítica de Carl Gustav Jung.

Contacto: barbaraarlia@gmail.com

Sincronicidad

Sincronicidad       

Pero nuestra actitud moderna habla con orgullo de las tinieblas de la superstición y de la credulidad medieval o primitiva, olvidando por completo que con nosotros llevamos todo el pasado, escondido en los sótanos del rascacielos que es nuestra conciencia racional… La verdadera historia del espíritu no se conserva en los libros doctos, sino en el organismo vivo, anímico, de cada individuo. 1*
Hablar de sincronicidad es abrirse a un mundo de misterio y revelaciones al mismo tiempo. Es universo a profundizar comprometidamente ya que implica a todo el hombre, lejos de develarlo nos convoca a profundizarlo.    
El problema de la sincronicidad me ha interesado desde hace tiempo y, más seriamente, desde mediados de los años veinte, durante los cuales, al investigar los fenómenos de lo inconsciente colectivo, tropezaba una y otra vez con conexiones que ya no era capaz de explicar como agrupaciones o acumulaciones casuales. 2*
En el texto El secreto de la flor de oro (1929) Jung se refiere por primera vez a la sincronicidad, haciendo referencia a un principio que va más allá del principio de causalidad.
El principio de sincronicidad fue conceptualizado por C. G. Jung (psiquiatra) y W. Pauli (físico) como fruto del intercambio de  información de sus investigaciones respectivas entre 1932 y 1958. En 1952 ambos investigadores publican: La sincronicidad como principio de relaciones no causales.
El concepto empírico de sincronicidad, que Jung elabora con base en la física cuántica y el taoísmo descubre la existencia de un sentido subyacente que excede la dicotomía sujeto-objeto.
Los casos de coincidencias de sentido -que han de ser diferenciadas de las meras agrupaciones de casualidades- parecen apoyarse en una base arquetípica …. De ahí se deduce que el factor emocional desempeña un papel significativo. La afectividad, sin embargo, está basada sobre todo en los instintos, cuyo aspecto formal es precisamente el arquetipo 3* 
Lo que posibilita la sincronicidad es que exista una estructura arquetípica (colectiva) que permita que se relacionen los hechos como parte de la totalidad.
La sincronicidad se manifiesta en sucesos únicos ya que son vivenciales. Es una coincidencia significativa en espacio y tiempo, una coincidencia que tiene un sentido único e irrepetible para alguien, afecta a alguien, toca su emoción.
… Así pues, emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar. Y lo diferenciaré del ´termino < sincronismo>, que constituye  la mera simultaneidad de dos sucesos. 4* 
Cuando el hecho no es significativo, no tiene sentido para alguien, no se lo registra hablamos de un hecho sincrónico, son acontecimientos que no tiene significación afectiva, simplemente ocurren simultáneamente.
Así pues, la sincronicidad supone la simultaneidad de determinado estado psíquico con uno o varios sucesos externos cuyo sentido parece paralelo a la esta subjetivo momentáneo, o viceversa, en determinados casos.   5*
En la empírica de la sincronicidad el sujeto observador es parte de la experiencia con su vivencia, de modo tal que se convierte en participante.
La persona tiene la vivencia de resonar con una relación de significado, de sentido que está aconteciendo; sin sentido para alguien no hay sincronicidad.
…  El fenómeno de la sincroncidad consta, pues, de dos factores: 1º Una imagen inconsciente accede directamente (literalmente) o indirectamente (simbolizada o insinuada) a la consciencia como sueño, ocurrencia o presentimiento. 2.º Con este contenido coincide con  una situación objetivo.  Uno puede extrañase igual de lo uno y de lo otro. 6*  
La sincronicidad se ha conceptualizado como un principio de conexión no causal, una coincidencia muy significativa de dos o más eventos, donde algo distinto de probabilidad de ocurrencia está involucrado.
En la actualidad familiarizarnos con este fenómeno nos facilita el diálogo entre nuestro mundo interior y el exterior. Atentos a los mensajes del saber del inconsciente rico en experiencias personales y colectivas.
El principio de causalidad establece la necesariedad de la conexión de causa y effectus. El principio de sincronicidad establece que los miembros de una coincidencia de sentido están vinculados por la simultaneidad y el sentido. … la conclusión es que, además de la conexión de causa y efecto, hay en la naturaleza otro factor que se manifiesta en la disposición de los sucesos como sentido. El sentido es una interpretación manifiestamente antropomorfa que constituye sin embargo el criterio indispensable del fenómeno de sincronicidad. En qué consiste ese factor que se nos manifiesta como <sentido> es algo que escapa a la posibilidad de conocimiento. 7*
La coincidencia significativa tiene un fundamento arquetípico, una emoción que se plasma en un afecto, el cual está relacionado con lo instintivo, con lo arquetípico.

Por sincronicidad entiendo la aparición de una coincidencia de sentido en el tiempo según tres modalidades:
a) Coincidencia y simultaneidad de cierto contenido psíquico con un proceso objetivo correspondiente
b) Coincidencia de un estado fantasioso –visión o sueño- que posteriormente se comprueba como un reflejo aproximadamente fiel de un acontecimiento ocurrido en otro lugar más o menos al mismo tiempo.
c) El mismo caso, con la excepción de que el acontecimiento objetivo ocurre en el futuro, mientras la fantasía correspondiente se da en el presente. 8*

Lo más importante en la sincronicidad es detectarla y significarla, ahondar cuál es el mensaje, el para qué (de orientación de sentido).
El hombre actual perdió la capacidad de simbolizar y de estar disponible a los mensajes de tu interioridad. Suele considerar la sincronicidad y la capacidad imaginativa como fenómenos mágicos o míticos. Pero la interioridad es comparable a la electricidad, que aún cuando no las entendamos racionalmente todo el tiempo observamos y vivenciamos sus efectos.

Notas:
1* Jung, C. G,. Psicología y Religión. Pág. 62
2* Jung, C. G., OC 8 Pág. 432
3* Idem Pág .435 
4* Idem Pág. 436
5* Idem. Pág. 436 
6* Idem Pág. 442 
7*Idem  Pág  473 
8* Idem Pág. 506

Bibliografía.
Jung, C. G., Psicología y Religión. Barcelona: Ed. Paidós. 1981
Jung, C.G.,  Obras Completas Tomo 8. Madrid: Trotta. 2004