sábado, 9 de noviembre de 2013

SOBRE EL VINCULO


La palabra vínculo mantiene hoy día su doble acepción originaria: atadura y compromiso.
Nuestra cultura nombra los vínculos por posesión: el otro es mi hijo/a, hermano/a, esposo/a, padre-madre etc; de allí  que frecuentemente se tiende a considerar que el otro es mio.
Definir el vínculo por posesión y así reducirlo a la atadura, nos priva de la riqueza del compromiso, inhibiendo la identidad y la sinergia de lo vincular.
El vínculo es un tercero con vida propia; los humanos tenemos derecho y obligación de nutrir, cuidar y madurar nuestros vínculos.
En la dinámica intrapsíquica (vínculo con uno mismo), el vínculo permite el diálogo entre los aspectos más luminosos y los más sombríos; entre los más conscientes y los más inconscientes.
En la dinámica interpersonal (el vínculo con los otros) el vínculo es el espacio de encuentro entre uno y otro; o dicho de otro modo: es la intersección. 
Los otros no nos pertenecen, los vínculos que establecemos con ellos sí.







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