EXPECTATIVAS
AFECTIVAS
La expectativa es una suposición centrada en el futuro, la misma
puede ser realista o no. Sugiere la idea de anticipación, se espera que algo ocurra y mientras se espera se activa
la incertidumbre ¿ocurrirá?
Una vez activada la expectativa, pase lo que pase, se
despiertan las resistencias al cambio y por más que lo que se espera que ocurra
sea algo deseado, implica un desequilibrio frente al cual se
activa una defensa: la resistencia al cambio. A esta primera defensa
se le suman otras ante lo por venir.
Tal cual puede verse, la expectativa muchas veces lejos de
alentar esperanzas se convierte en una demanda hacia nosotros mismos y hacia los
otros, y tal como dice el dicho “quien
espera desespera”.
En estos tiempos de fin de año donde las propuestas de
encuentros y reuniones se multiplican, también se multiplican las
expectativas afectivas. Muchas de ellas tienen que ver con el agrado, con el disfrute del
encuentro, en cambio otras, se convierten en una exigencia.
¿Qué hacer con esas expectativas afectivas que generan estos eventos?
¿Qué hacer con esas expectativas afectivas que generan estos eventos?
Sería saludable hacer consciente el
vínculo con uno mismo, tomarse de la mano y acompañarse en el tránsito o dicho de otro modo: Ir con
uno mismo al encuentro con los otros. Aunque parezca obvio esto de ir con uno mismo en realidad no lo es. Muchas veces nos postergamos y esperamos encontrarnos en los otros o en las cosas.
Es a partir del propio vínculo nutricio que se puede ir al encuentro con los otros.
Pasare lo que pasare afuera solo el vínculo con uno mismo como propuesta de integración permanente, al decir de Jung, nos alojará más allá de las expectativas propias y ajenas.
Es a partir del propio vínculo nutricio que se puede ir al encuentro con los otros.
Pasare lo que pasare afuera solo el vínculo con uno mismo como propuesta de integración permanente, al decir de Jung, nos alojará más allá de las expectativas propias y ajenas.
INTERESANTÍSIMO
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