domingo, 1 de diciembre de 2013

Las fiestas de fin de año

Encuentros y desencuentros 
con uno mismo y con los otros

Más allá de las creencias religiosas, los calendarios, los usos y costumbres de cada sociedad, las fiestas de fin de año se reeditan como un hito anual mundial; frente a ellas es imposible permanecer indiferente.
Consciente o inconscientemente “el balance de fin de año” se impone y las propuestas de festejos se convierten muchas veces en una exigencia.
¿Cómo responder a la demanda externa de fiestas cuando el saldo de ese año no ofrece  ánimo para festejos? ¿Qué hacer con los sentires encontrados interna y externamente?
Centrándonos en la “celebración”.
Comúnmente usamos los términos festejar y celebrar como sinónimos sin embargo, cuando se festeja siempre se celebra, pero no siempre que se celebra se festeja.
La celebración incluye una conmemoración y al mismo tiempo da lugar para que, en el caso que las condiciones estén dadas, devenga un festejo.
En todo fin de año se conmemora un cierre-apertura de ciclo; dicha conmemoración nos invita a renovar el compromiso con nosotros mismos para elegir libre y responsablemente que celebración estamos en condiciones de sostener en ese año.




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