El esquema elaborado por Jung concibe
la dinámica psíquica sobre la base de dos principios: el principio de totalidad
y el de opuestos.
Para Jung todo lo psíquico es tan real como
lo corporal o material, aún cuando no sea tangible. Por lo tanto,
la psique es la “totalidad” de los procesos psíquicos (vivenciados)
tanto de los que nos damos cuenta claramente (conscientes) como de los que
sospechamos indicios o registramos efectos (inconscientes).
Este diseño de aparato psíquico deja en
evidencia la dinámica de la psique, una totalidad que tiende natural y/ o
conscientemente a la integración de los pares de opuestos: Yo–Si Mismo; Consciente–Inconsciente;
Extraversión–Introversión; Funciones racionales–Funciones
irracionales; Sueño– Vigilia; etc.
Nuestra consciencia puede acompañar
dicha tarea disponiéndose al diálogo fluido entre la información más próxima y
la más remota.
La información del inconsciente
colectivo nos llega a través de símbolos y su asimilación requiere de una
elaboración simbólica.
El aparato psíquico diseñado por Jung
tiene, a mi entender, dos instancias fundamentales: SI MISMO e INCONSCIENTE
COLECTIVO y otras como: el Yo, el Consciente, la Consciencia, el
Inconsciente personal, los Complejos, los Arquetipos, etc.
Ellas nos advierten de todas las
herramientas disponibles para nuestra tarea: Aquella de Ser quienes
verdaderamente y completamente Somos.
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