“Si el encuentro con
la sombra es la `obra del aprendiz´,
en el desarrollo
individual, entonces el encuentro con el ánima es la `obra maestra´.”
C.G.Jung
El Ánima nombra el aspecto
femenino del inconsciente de un varón y el Ánimus
el aspecto masculino del inconsciente de una mujer.
Jung en un comienzo denominó este arquetipo “Alma” pero pronto se dio cuenta que necesitaba un término
neutral que no tuviera connotación religiosa. Su vasta experiencia sobre sueños
y mitos le permitió concluir que los varones experimentaban su alma como algo
femenino y las mujeres como masculino, por lo tanto decidió utilizar los
términos latinos Ánima y Ánimus como
sustitutos del término Alma.
Una de las características del arquetipo Ánima-Ánimus es la contra-sexualidad y la otra es su relación con
lo desconocido (inconsciente).
Una de las funciones del arquetipo Ánima-Ánimus
es servir como puente de enlace entre el yo-consciencia y el mundo interior, de
la misma forma en que el arquetipo de la Máscara se despliega mediando entre el yo y el mundo exterior en el nivel interior.
Entre otras cosas, en un varón el Ánima
inconsciente es la dinámica del principio de Eros, mientras que en la mujer el Ánimus inconsciente representa la
dinámica del principio del Logos.
Los principios masculino y femenino se necesitan mutuamente y la base
de su integración es la psique de cada individuo. Sin embargo, frecuentemente, experimentamos
fuera de nosotros mismos aspectos de nuestro inconsciente a través del
mecanismo de proyección.
Muy pocos varones y mujeres intentan alguna vez integrar, de forma
consciente, lo contra-sexual en ellos mismos, porque no saben que está ahí. Lamentablemente
la consecuencia de esta inacción se ve en las relaciones de pareja enfermizas-enfermantes.
Conceptualizar y trabajar el arquetipo Ánima-Ánimus es más difícil que el de la Sombra porque está situado
a un nivel más profundo del inconsciente; sin embargo es fundamental hacerlo,
tanto sea en función del propio Proceso de Individuación así como también para el
vínculo de pareja.
Cuando en el interior de nosotros mismos nos reconocemos integrados, podemos
confluir en el vínculo de pareja sin miedo a perder nuestra individuación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario