En la fase de atracción, se ve en el otro las cualidades que se desearía poseer pero que han sido arrojadas a la sombra.
En el enamoramiento la fascinación es muy versátil y una vez pasada esta primera fase, suele sobrevenir un cambio rotundo e inclusive la atracción puede llegar a trasformarse en rechazo.
Con la disminución de la atracción, los viejos miedos propios en sombra vuelven a la superficie. Se vuelve al momento en que se arrojó a la sombra todo cuento fue considerado amenaza para la aprobación e inclusión.
El vínculo con uno mismo vuelve a escena, llama a integrar los aspectos luminosos y sombríos personales, a fin de volverse disponible para la siguiente etapa de maduración que el amor de pareja requiere.
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