martes, 1 de diciembre de 2015

Dilema entre máscara y sombra

El concepto de sombra resulta incomprensible sin el de máscara.

Jung emplea el término máscara para designar el aspecto más externo de la psique. Por medio de la máscara nos relacionamos con el mundo social y al mismo tiempo protegemos nuestra intimidad. 
La máscara alude al yo social resultante de los esfuerzos de adaptación dirigidos a observar las normas sociales, morales y educacionales del medio cultural-familiar. Si bien se ubica a nivel de lo consciente, sus raíces se hallan en lo inconsciente colectivo como arquetipo.
La máscara excluye del campo de consciencia todos los elementos -cualidades, rasgos, emociones, etc.- juzgados inaceptables por las personas importantes del entorno. Al mismo tiempo, produce en el inconsciente una contrapartida en sí misma que Jung la denominó sombra. Así entonces,  la máscara es a la sombra lo que el anverso al reverso.
El desarrollo de la máscara de un individuo no es posible sin enfrentarlo a un problema: para adaptarse a los comportamientos "aprobados" por la cultura, para representar los roles y adoptar los valores trasmitidos por ésta ¿Debe perderse la  singularidad? ¿Debe resignarse la personalidad totalidad?


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