Robert Bly, poeta y pensador estadounidense, utiliza la metáfora del "saco de desperdicios" para esclarecer la formación de la sombra. Plantea que cada vez que se rechaza una emoción, una cualidad, un rasgo de carácter, es como si esa parte de la totalidad se arrojase a un saco de desperdicios. Según él, durante los primeros treinta años de la vida se envía allí todo lo aquello que se siente incompatible con la imagen aceptada de si mismo; con el tiempo el saco se vuelve cada vez más pesado y por lo tanto más difícil de llevar. Ante esta dificultad será necesario, buscar dentro del saco para recuperar y resignificar los aspectos de la personalidad total que se han escondido en él.
Quién no se entregue a esta saludable tarea de reciclar el contenido de su saco comenzará a sentir la pesadez de su carga. Los elementos valioso de su ser tirados en "el saco de desperdicios" no permanecen inactivos, sino que continuarán reverberando, queriendo manifestarse y expandirse.
La energía contenida en la sombra, siempre está, puede cargarse como un pesado contenedor o puede descubrirse y utilizar lo valioso que se encuentre.
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