miércoles, 25 de noviembre de 2015

La Sombra y las proyecciones

La proyección es 
"una transferencia inconsciente, es decir no percibida e involuntaria, de elementos psíquicos subjetivos rechazados sobre un objeto exterior" 
Marie-Louise von Franz

Si no es reconocida e integrada la sombra no sólo creará síntomas sino que se mostrará al yo consciente en forma de proyecciones sobre el prójimo creando dificultades en las relaciones.
Una persona sin disposición a reconocer una proyección de su sombra verá perturbada la percepción de la realidad. Las cualidades o defectos que no haya podido reconocer en si misma se los atribuirá a otros. A partir de allí el vínculo con el otro se verá impregnado de la fascinación o la repulsión de su propia sombra.
Para Jung, la disposición a la toma de consciencia de las proyecciones de la sombra no sólo produce una mejora de las relaciones interpersonales sino también de las relaciones de toda una comunidad.
Comprometerse a reconocer nuestras proyecciones sobre el prójimo es la vía saludable para acceder a la realidad de la sombra. 
Negar o desvalorizar el reconocimiento de las proyecciones dificulta el autoconocimiento y la expansión social. Cuando esto ocurre, uno se niega a la riqueza oculta de su sombra que se proyectan sobre el otro y, por lo tanto, se priva de conocer y utilizar sus recursos.
Los aspectos de la sombra atribuidos a los otros se vuelven contra uno, suscitando interferencias en el vínculo con uno mismo y con los demás.
Es importante señalar que como humanos contamos con cualidades positivas y negativas, sin embargo, éstas se convierten en proyecciones de la propia sombra cuando esa virtud o defecto impacta emocionalmente y reverbera en nosotros activando nuestras defensas.




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