lunes, 30 de noviembre de 2015

La Sombra y el saco de desperdicios

Robert Bly, poeta y pensador estadounidense, utiliza  la metáfora del "saco de desperdicios" para esclarecer la formación de la sombra. Plantea que cada vez que se rechaza una emoción, una cualidad, un rasgo de carácter, es como si esa parte de la totalidad se arrojase a un saco de desperdicios. Según él, durante los primeros treinta años de la vida se envía allí todo lo aquello que se siente incompatible con la imagen aceptada de si mismo; con el tiempo el saco se vuelve cada vez más pesado y por lo tanto más difícil de llevar. Ante esta dificultad será necesario, buscar dentro del saco para recuperar y resignificar los aspectos de la personalidad total que se han escondido en él.
Quién no se entregue a esta saludable tarea de reciclar el contenido de su saco comenzará a sentir la pesadez de su carga. Los elementos valioso de su ser tirados en "el saco de desperdicios" no permanecen inactivos, sino que continuarán reverberando, queriendo manifestarse y expandirse.
La energía contenida en la sombra, siempre está, puede cargarse como un pesado contenedor  o puede descubrirse y utilizar lo valioso que se encuentre.

jueves, 26 de noviembre de 2015

La Sombra y las relaciones

"La sombra es un problema moral que desafía al conjunto del ego de la personalidad. Porque nadie puede llegar a ser consciente de la sombra sin realizar un esfuerzo moral considerable. Llegar a ser consciente implica reconocer como presentes y actuales
 los lados sombríos de la persona."
C. G. Jung

Si alguien proyecta sus propias "partes" sobre otra persona por sentirlas incompatibles con su imagen consciente, ¿Cómo  imaginar que encontrarlas en un otro será necesariamente un encuentro feliz?. Seguramente este encuentro le activará su vulnerabilidad y por lo tanto sus defensas. Aquí hallamos el origen de la mayor parte de los conflictos interpersonales y de los agotamiento vinculares.
No hay brújula más precisa y eficaz que el examen de nuestras proyecciones para conocer las cualidades y rasgos de carácter de que adolece nuestra evolución. Si tendemos a descalificar o sobredimensionar en otra persona algunas cualidades o rasgos de carácter es que tenemos una necesidad de desarrollarlos en nosotros mismos. El desarrollo no implica copia de ese rasgo, sino que se trata de un aviso para comenzar a develar lo que viene a decirnos sobre nuestra necesidad de integración.
Por ejemplo, si a una persona le molesta sobremanera la pereza del otro, puede ser que el otro sea perezoso y hasta negligente y deba tomar medidas al respecto. Pero si le sigue molestando y se convierte en un defecto "que lo saca", que lo implica emocionalmente y lo desborda, puede ser que algo de su habilitación para el ocio, de su capacidad de disfrutar, de tomarse su tiempo no esté siendo integrado por él y le esté trayendo dificultades en el vinculo consigo misma y el vínculo con los otros.



miércoles, 25 de noviembre de 2015

La Sombra y las proyecciones

La proyección es 
"una transferencia inconsciente, es decir no percibida e involuntaria, de elementos psíquicos subjetivos rechazados sobre un objeto exterior" 
Marie-Louise von Franz

Si no es reconocida e integrada la sombra no sólo creará síntomas sino que se mostrará al yo consciente en forma de proyecciones sobre el prójimo creando dificultades en las relaciones.
Una persona sin disposición a reconocer una proyección de su sombra verá perturbada la percepción de la realidad. Las cualidades o defectos que no haya podido reconocer en si misma se los atribuirá a otros. A partir de allí el vínculo con el otro se verá impregnado de la fascinación o la repulsión de su propia sombra.
Para Jung, la disposición a la toma de consciencia de las proyecciones de la sombra no sólo produce una mejora de las relaciones interpersonales sino también de las relaciones de toda una comunidad.
Comprometerse a reconocer nuestras proyecciones sobre el prójimo es la vía saludable para acceder a la realidad de la sombra. 
Negar o desvalorizar el reconocimiento de las proyecciones dificulta el autoconocimiento y la expansión social. Cuando esto ocurre, uno se niega a la riqueza oculta de su sombra que se proyectan sobre el otro y, por lo tanto, se priva de conocer y utilizar sus recursos.
Los aspectos de la sombra atribuidos a los otros se vuelven contra uno, suscitando interferencias en el vínculo con uno mismo y con los demás.
Es importante señalar que como humanos contamos con cualidades positivas y negativas, sin embargo, éstas se convierten en proyecciones de la propia sombra cuando esa virtud o defecto impacta emocionalmente y reverbera en nosotros activando nuestras defensas.




martes, 24 de noviembre de 2015

La Sombra y el autoconocimiento

"Conócete a ti mismo"
(Precepto inscripto en  del templo de Apolo en Delfos)

Sin el reconocimiento de la propia sombra es imposible conocerse a si mismo. Oculta a los ojos de nuestra consciencia, la sombra no forma parte de la idea  que tenemos de nosotros mismos. La imagen  que se muestra al mundo se separa de la sombra, que permanece escondida. Cuanto más profunda sea esta separación Máscara-Sombra, más inconsciente será la sombra y tanto más ajena la sentiremos.
El reconocimiento y la reintegración de lo que está en sombra permite recuperar parte de uno mismo que han sido reprimidas por temor a la inadecuación y por ello al rechazo.
La propia naturaleza de la sombra es la de mantenerse oculta a la consciencia, mientras sus efectos se manifiestan en forma indirecta, por eso es importante aprender a verla cuando aparece, generalmente en síntomas y proyecciones.
No se trata de hacer consciente lo inconsciente sino de entablar un diálogo entre nuestro yo consciente y contenidos de nuestra personalidad total ocultos, reprimidos, negados.
Dicho trabajo con la sombra requiere  gradualidad y cuidado. 
Algo de lo conocido y funcional (máscara) debe resquebrajarse y  dar lugar a sentires ocultos, marginados por incompatibilidad con nuestra percepción de aprobación.
Se necesita tener un ojo mirando la luz y el otro hacia el mundo de la oscuridad, ya que la sombra es al mismo tiempo familiar y ajena,  atractiva y repulsiva,  cercana y lejana.
Es saludable cultivar una relación de respeto hacia la sombra, contiene aspectos personales tan valiosos como los más valorados por nuestro yo consciente. 
El trabajo con la propia sombra requiere compromiso y paciencia, la tarea es sin negarla ni dejando que nos invada; por más amenazante que pueda sentirse no es un peligro, es una  posibilidad de completud y libertad que nos espera y recompensa.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Sobre la Sombra

Si alguien
cayendo de sí mismo en sí mismo,
manotea para sostenerse de sí
y encuentra entre él y él
una puerta que lleva a otra parte,
feliz de él y de él,
pues ha encontrado su borrador más antiguo,
su primera copia.
(Roberto Juarroz)


¿Qué es la sombra?

La sombra representa nuestra cara oculta y rechazada. Es todo lo que hemos arrojado al inconsciente; todo lo que nos produce incomodidad e inadecuación (el odio, la rabia, los celos, la avaricia, la vergüenza, la lujuria, etc.).  Empleamos todos los medios a nuestro alcance para eludir la desaprobación,  en especial, de las personas significativas en nuestros primeros años de vida.
Sensibles  a  la apreciación de los otros, nos mostramos según lo que se espera y valora de nosotros. Y para hacerlo tuvimos que rechazar todo cuanto pudiera parecer  desviado, vergonzoso o reprensible. Por necesidad de aprecio, inclusión y pertenencia nos adaptamos a las exigencias, las reglas y las leyes de nuestro medio.
Se construyó en el fondo de nosotros mismos un vasto mundo subterráneo hecho de represiones y de rechazos acumulados durante años.
A esta energía psíquica comprimida, pero siempre viva y activa, le llamamos la sombra.
Frey-Rohn (1991) la define como “ese oscuro tesoro compuesto de los elementos infantiles del ser, los apegos, los síntomas neuróticos y, por último, los talentos y los dones no desarrollados. Ella asegura el contacto con las profundidades ocultas del alma, con la vida, la vitalidad y la creatividad”.
Al identificarnos con ciertos rasgos ideales (cualidades) al mismo tiempo vamos excluyendo a la sombra (inconsciente), aquellas otras cualidades que no se ajustan a nuestro ideal (defectos o desvalorizaciones.).
Se va constituyendo así  “el otro en nosotros”. Guardamos lejos de la consciencia, lejos del darnos cuenta, todo aquello que nos desagrada o incomoda de nosotros y desagrada a los otros. 
De no integrarse, la sombra se convierte en negativa porque retroalimenta el bloqueo y el encapsulamiento de la energía psíquica.