“Al igual que una planta produce
sus flores, la psique crea sus símbolos”
C.G.Jung
Al símbolo le es propia la capacidad de encubrir y descubrir, al mismo
tiempo, un conjunto de significados.
El contenido de un símbolo nunca puede ser interpretado íntegramente.
El símbolo está más allá del signo, de la metáfora, de la alegoría.
Por signo entendemos aquello que responde a un orden convencional y se
reconoce por consenso (por ejemplo: las señales), la realidad significada por
algo es ya conocida.
La metáfora es una figura retórica del lenguaje, a través de la cual se
transfiere el sentido de una palabra o frase a otras.
La alegoría o significación alegórica, expresa una realidad conocida
por medio de su paráfrasis (interpretación amplificada de un texto)
“Todo producto psíquico puede ser concebido
como símbolo siempre que sea la mejor expresión posible en ese momento de una
situación factual desconocida o sólo relativamente conocida hasta entonces, y
siempre que nos inclinemos a admitir que la expresión quiere designar también
aquello que sólo está presentido, pero aún no esta claramente sabido.” Jung,
C.G. "Tipos psicológicos". Ed.
Sudamericana. Barcelona. 2000. Pág. 555
La realidad que el símbolo va a manifestar, siempre es relativamente
ignorada, tiene un exceso de significaciones que van más allá del conocimiento
que de ella tiene o puede tener el sujeto.
La realidad simbolizada tiene que ser reconocida de alguna manera o por
lo menos planteada como tal, en tanto es como algo presentido por un Yo
consciente que no intenta intelectualmente reducirla.
Según Jung , el que algo sea un símbolo o no, depende de la actitud del
observador. Es por eso que el mismo objeto o situación, para un individuo sea
un símbolo y para otro sólo un signo.
Los símbolos pueden degenerarse en signos y convertirse en símbolos
muertos cuando el sentido oculto en el símbolo es totalmente evidenciado y deja
de estar condensado de significación porque ahora podemos captarlo
racionalmente su significado.
El símbolo es una contextura de naturaleza compleja, ya que incluye en
su composición datos de todas la funciones psíquicas, y por lo tanto abarca a la personalidad total, por medio de la
imaginación creadora (función trascendente).
Los símbolos tienen la particularidad de ser verdaderos transformadores
de la libido, ellos transforman la energía, para expresarla en un equivalente y
facilitarla así en otra forma que la original.
En el símbolo tenemos un aliado para el diálogo entre nuestra realidad consciente y nuestro mundo inconsciente.